RAMADAN MUBARAK PARA NUESTROS PRIMOS MUSULMANES!!!
SHANÁ TOVA UMETUKA!!!
Por la convivencia interreligiosa
Guillermo Oliveri SECRETARIO DE CULTO DE LA NACION
Este año, las comunidades judía y musulmana celebrarán coincidentemente el 13 de setiembre dos festividades centrales de su calendario litúrgico: el Año Nuevo Judío (Rosh Hashaná 5768), día en que se recuerda la creación del primer varón y la primera mujer, y el comienzo del mes sagrado de Ramadán, en el que los musulmanes cumplen con devoción uno de los cinco pilares de su fe: el ayuno, desde la salida hasta la puesta de sol. La feliz coincidencia llevó a promover un encuentro conjunto, algo habitual entre nosotros, pero que, probablemente, no tenga ningún correlato en el mundo.La sociedad mundial atraviesa momentos en que el factor religioso es frecuentemente origen de enfrentamientos, inclusive en países que sostienen un fuerte compromiso con los derechos humanos, pero donde las tensiones suscitadas por la diversidad cultural y religiosa, producto de recientes olas migratorias, se han convertido en prioridad de la agenda politicosocial. Mientras Europa se plantea el fomento de conductas que fortalezcan la "tolerancia", la Argentina es ejemplo de un paradigma superador de esa propuesta. El discurso de la agenda pública en nuestro país no plantea como objetivo a alcanzar la "tolerancia" sino la convivencia, en la que se reconoce la "singularidad del otro" en pie de igualdad.El diálogo interreligioso en nuestro país constituye un legado histórico forjado por generaciones de argentinos y ex tranjeros que construyeron la matriz de la Nación. Pero para honrar ese legado no alcanza con mantenerlo vivo, sino que es necesario desarrollar políticas activas que lo profundicen, como procuramos hacerlo desde el Gobierno nacional.Aunque la situación general en que vivimos es satisfactoria, debemos reconocer que subsisten comportamientos discriminatorios en diversos sectores de la sociedad. Por eso, es necesario que tanto las familias como los centros de educación, las instituciones religiosas y las organizaciones sociales unan y acrecienten sus esfuerzos para consolidar los logros alcanzados.
Guillermo Oliveri SECRETARIO DE CULTO DE LA NACION
Este año, las comunidades judía y musulmana celebrarán coincidentemente el 13 de setiembre dos festividades centrales de su calendario litúrgico: el Año Nuevo Judío (Rosh Hashaná 5768), día en que se recuerda la creación del primer varón y la primera mujer, y el comienzo del mes sagrado de Ramadán, en el que los musulmanes cumplen con devoción uno de los cinco pilares de su fe: el ayuno, desde la salida hasta la puesta de sol. La feliz coincidencia llevó a promover un encuentro conjunto, algo habitual entre nosotros, pero que, probablemente, no tenga ningún correlato en el mundo.La sociedad mundial atraviesa momentos en que el factor religioso es frecuentemente origen de enfrentamientos, inclusive en países que sostienen un fuerte compromiso con los derechos humanos, pero donde las tensiones suscitadas por la diversidad cultural y religiosa, producto de recientes olas migratorias, se han convertido en prioridad de la agenda politicosocial. Mientras Europa se plantea el fomento de conductas que fortalezcan la "tolerancia", la Argentina es ejemplo de un paradigma superador de esa propuesta. El discurso de la agenda pública en nuestro país no plantea como objetivo a alcanzar la "tolerancia" sino la convivencia, en la que se reconoce la "singularidad del otro" en pie de igualdad.El diálogo interreligioso en nuestro país constituye un legado histórico forjado por generaciones de argentinos y ex tranjeros que construyeron la matriz de la Nación. Pero para honrar ese legado no alcanza con mantenerlo vivo, sino que es necesario desarrollar políticas activas que lo profundicen, como procuramos hacerlo desde el Gobierno nacional.Aunque la situación general en que vivimos es satisfactoria, debemos reconocer que subsisten comportamientos discriminatorios en diversos sectores de la sociedad. Por eso, es necesario que tanto las familias como los centros de educación, las instituciones religiosas y las organizaciones sociales unan y acrecienten sus esfuerzos para consolidar los logros alcanzados.
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